La capitana del equipo DeFrutos se hizo con el oro en la categoría de 70kilos en los Juegos del Mediterráneo disputados en Tarragona el pasado 28 de junio.
Qué mejor sitio para hacer las paces con uno de sus espacios favoritos, el escalón más alto del pódium, que la ciudad en la que María vivió de pequeña y donde empezó a practicar judo. Allí, ante la mirada y el aliento de antiguos amigos y múltiples escolares que llenaban las gradas, María, con el orgullo tocado, arrancó una de esas competiciones en las que es difícil hacerle frente. Tras un ciclo de competiciones en las que su rendimiento no había sido el deseado, Bernabeu venció varios combates para volver a experimentar la felicidad que se siente cuando cuelga del cuello la medalla dorada mientras suena el himno de España, con el recuerdo fresco del Ippon en la cabeza.
¿Las rivales? Eso fue lo de menos, siempre buenas y capaces de ganar la competición si María no hubiera estado allí en su mejor versión. Pero en esta ocasión la española asistió al torneo con el mejor equipo: confianza, coraje, honor, determinación, valentía, alegría, y cómo no: Sankaku Gatame. Y con todo eso, hizo lo que mejor sabe hacer, competir. Porque si algo caracteriza a esta judoca es la competitividad que atesora desde que era niña.
Las próximas estaciones con parada para María son los campos de entrenamiento de Casteldefels (España) e IPU Okayama (Japón) que constituirán la base de entrenamientos hasta mediados del mes de agosto con vistas a la preparación mundialista a la que asistirá en el mes de Septiembre. Destino final Baku (Azerbayan).