Algunos nombres propios abanderan la representación de nuestro judo en el país con más éxitos deportivos del mudo en nuestra disciplina: Cinti García, Laura Martínez, Ana Pérez, Laura Bajo, Estrella López, Tecla Cadilla, Critina Cabañas, Isabel Puche, Ángeles López, Saray Padilla, María Bernabeu, Sara Rodríguez y Diana Brenes.
Como no podía ser de otra manera, el nivel de exigencia para estas chicas en el día a día es máximo. Con temperaturas sobre 35 grados y humedades de hasta el 85%, el equipo nacional aguanta las embestidas del conjunto formado por las chicas de IPU Okayama. Se enfrentan en cada sesión de entrenamiento a las judocas japonesas pero también a ellas mismas, en un afán de superación que sin duda merece ser reconocido.
Yano Sensei, entrenador de la citada universidad (varias veces campeona de Japón en categoría femenina), compartió conmigo el otro día algo que me pareció digno de tener en cuenta: «Las personas brillantes en cualquier disciplina, son conscientes de sus habilidades y fortalezas para hacerlas valer. Pero también lo son de sus de sus debilidades, aceptándolas con el fin de trabajar para superarlas, sin temor a que sean vistas por los demás». Me recuerda mucho a la frase del Maestro Kano que en tantos lugares he leído y que dice algo así como: «no se avergüence de un error, cometería una equivocación».
Llegados a este punto, me enorgullece decir que hace tiempo María y yo compartimos esa filosofía, que a mi parecer nos ha ayudado a progresar dentro de la medida de nuestras posibilidades. Nunca evitamos a rivales directas que harán que aflore lo peor de nuestro judo, no evitamos trabajar en público aquellas técnicas o movimientos que no dominamos, no dudamos en preguntar a los que saben más acerca de lo que no sabemos… en definitiva, no escondemos la cabeza bajo la tierra cuando las cosas están difíciles para mantener el buen concepto que los demás puedan tener de lo que hacemos bien. No nos avergonzamos de nuestro inferior nivel técnico cuando estamos con los japoneses, y tratamos de aprender humildemente de tantas y tantas cuestiones con las que en cada viaje nos deslumbran.
Desde esta perspectiva puedo decir que el comportamiento de nuestro equipo nacional está siendo digno merecedor de todos los respetos y reconocimientos. Las chicas y yo asumimos la inmensidad de detalles que necesitamos incorporar en nuestro judo y tratamos de recordar ante la adversidad de los durísimos y numerosos randoris todo aquello que hacemos bien. Ellas tratan de ser mejores judocas cada día, aprendiendo de las deportistas y los entrenadores (Koga Sensei, Yano Sensei y Natsumi Sensei) y yo hago lo propio para mejorar en mi faceta de entrenador. Todos tenemos un largo camino por recorrer, pero hacemos cada día todo lo posible por superarnos.
En esta concentración he visto al equipo nacional español femenino trabajar en grupo. Las he visto limpiar juntas, organizarse y repartir las tareas, ayudarse dentro del tatami, tolerar defectos de otras compañeras, respetar que la edad y la experiencia son un grado, ayudarme a mí en el día a día, prestar atención a los pequeños detalles, y trabajar duro frente a la potente escuadra nipona. Sin duda, hoy sé que fue un acierto hacer extensible a todo el equipo la invitación que en su día recibimos para venir con judocas amigas.
Por ello, hago pública mi felicitación para este grupo de deportistas, que en estos días hacen gala de honestidad, esfuerzo, sacrificio, generosidad, coraje, tesón, orden, disciplina, humildad, compañerismo y control de sí mismas, despertando un sentimiento de orgullo por mi parte. Tengo la esperanza de que sigan fomentándose esos valores entre nuestra escuadra, y que cuando en el mundo se hable de nuestro equipo nacional, siempre se nos identifique con estas características.
Respecto al número de ipones que marcamos hoy… ¿Qué importancia tiene? Estamos trabajando para contar los que marcaremos mañana, el mes que viene, en los próximos Juegos Olímpicos.