Al son de una canción que invoca a la victoria llegó María Bernabeu el primer día de septiembre al Laszlo Papp Sport Arena, donde celebraba la competición más importante de la temporada.
Tal como dice la premonitoria letra de la canción que María escucha habitualmente y con la que celebra sus éxitos en los últimos tiempos, «nada la pudo detener» en su camino hacia el pódium del Campeonato del Mundo 2017. Ni la dura derrota en la lucha por el bronce del pasado año en los JJOO de Río, ni las constantes lesiones durante la temporada, ni un menisco de su rodilla izquierda roto, ni el buen estado de forma y nivel de sus adversarias… nada. Porque «cuando María subía sus dos manos arriba algo comenzaba a suceder…», y es que en cada combate pudimos disfrutar de la mejor versión de la judoca del DeFrutos, que supo imponerse, sufrir cuando tocaba e incluso remontar un marcador adverso en algún caso. El judo de María fluyó como las aguas del Danubio en la ciudad de Budapest, y sus acciones se convirtieron en sanciones para sus adversarias o en puntuaciones logradas fruto de proyecciones e inmovilizaciones muy bien ejecutadas.
Así, María Bernabeu suma su segunda medalla en un Campeonato del Mundo de Judo Senior, consolidándose como una de las cinco mejores de su peso en los últimos tres años. Datos que pocos judocas pueden incorporar a sus currículums. Pero lo más importante es que la española ha sido fiel a ella misma, a sus compañeros, a su familia a su club. Ha hecho gala de la actitud que sólo ella sabe mostrar ante el mundo en los momentos decisivos, pero que guían e identifican a todos los que trabajan con ella a diario.
Felicidades Campeona. Siempre estaremos orgullosos de ti.